sábado, 27 de julio de 2019

«LA GRAN ESTAFA» de John Grisham. Reseña.




The Rooster Bar
Suspense legal o judicial (legal thriller)
Plaza y Janés
Primera edición: octubre de 2018
429 páginas


«Nunca hay que interponerse entre un abogado de pleitos de responsabilidad civil masivos y el dinero obtenido tras un acuerdo en una demanda colectiva».

Esta es una de las frases lapidarias, e ingeniosas, que encontramos en la «La gran estafa», del prolífico escritor John Grisham, y rey del suspense legal o judicial (legal thriller). Se trata de la vigésimo quinta novela de ficción legal (sin contar la serie juvenil de ficción legal Theodore Boone y otras tantas de género no centrado en el mundo legal).

En esta ocasión Grisham nos sitúa en Washinton D.C., sobre 2014, en una facultad de Derecho, donde sus alumnos, y en concreto los tres protagonistas, se han tenido que endeudar hasta lo imposible para poder estudiar en ella. Sin embargo, a las puertas de la graduación, descubren que probablemente no aprobarán el examen de acceso a la abogacía: la facultad es mediocre y sus alumnos son formados defectuosamente, lo que conlleva que difícilmente encontrarán un buen trabajo como abogados para poder devolver su deuda. Descubrirán que se trata de un fraude bien organizado por la facultad y el banco prestamista, y deciden abandonar los estudios de Derecho sin graduarse. A partir de aquí, los tres protagonistas se las tendrán que ingeniar para devolver la deuda contraída con el préstamo estudiantil, destapar el fraude y garantizarse un futuro al margen del ejercicio de la abogacía. O quizás no.

Como siempre, Grisham tiene el ingenio de contarnos una historia enrevesada, pero al mismo tiempo verosímil. Como nos dice el propio autor: «Mark Twain decía que movía estados y ciudades completas para que encajaran en su narración. Esa es a licencia que se les da a los novelistas o que ellos se toman por su cuenta». Y como de costumbre, nos narra una historia llena de acción, aunque los protagonistas no se levanten de una mesa de reuniones en un bufete de abogados.

¿De dónde saca las ideas Grisham? El autor nos revela que, en esta ocasión, se inspiró en un artículo publicado en The Atlanticque se titulaba: «El fraude de las facultades de Derecho», de Paul Campos.

Se trata de una narración de suspense legal o judicial, pero, como de costumbre, Grisham utiliza un lenguaje sencillo, pero correcto al mismo tiempo, que satisface a los legos en la materia y no defrauda a los juristas lectores. Sin grandes descripciones ni disertaciones es capaz de situarte perfectamente en un juzgado y meterte de lleno en materia jurídica.

La combinación de todo ello, junto con escenas cortas y ágiles, y en esta ocasión sin casi subtramas, produce la pócima secreta de Grisham, con su efecto habitual: te enganchas a la novela y no puedes dejar de pasar página.

El libro no va a defraudar ni a los amantes del suspense legal ni a los del género negro, ya que a casi cada capítulo, incluso escena, te quedas colgado preguntándote qué pasará después. Incluso Grisham utiliza, lo que personalmente defino como cliffhanger por omisión: con el antagonista o villano entre las cuerdas, en lugar de pedirle que se rinda y accione en un sentido para favorecer los intereses del protagonista, éste le pide una cosa distinta… ¿Y ahora qué? Para entenderlo mejor hay que leer la novela.

Jesús Marinetto
Suspense legal
27 de julio de 2019

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